ICONS: Paul Poiret «Cambio de paradigma: De la Belle Époque a la modernidad»

ICONS: Paul Poiret «Cambio de paradigma: De la Belle Époque a la modernidad»

ICONS: Paul Poiret «Cambio de paradigma: De la Belle Époque a la modernidad»


Conoce a las personalidades que, como Paul Poiret, han dado forma a la estética, filosofía y trabajo de la directora creativa de la Firma en la serie ICONS.

Un fino sentido comercial para los negocios, una puesta en escena teatral y una imaginación desbordante le catapultaron a la fama, para caer tan rápido como ascendió.

Paul Poiret despojó a la mujer de los corsés y de siglos de ropa incómoda, y se atrevió a ir en contra del decoro moral, creando piezas que dejaban al descubierto parte de las piernas de sus portadoras, impensable en la primera década del siglo XX. También por su rupturista sentido del márketing y su papel clave en la configuración del movimiento Art Decó, es considerado hoy en día como una de las figuras clave de la moda del siglo XX.

La de Poiret es la historia de un creador comprometido con su tiempo, que no supo adaptarse a los cambios en la sociedad y murió arruinado y olvidado. Fue décadas después que se reconoció su figura y peso en la historia de la moda.

ESTILO DE PAUL POIRET

Superando el corsé tradicional y las siluetas hiperbólicas que limitaban y restringían el cuerpo, imaginó una mujer más libre, más independiente y sofisticada, cambiando el énfasis de la sastrería tradicional al drapeado y lo envolvente.

Con siluetas sueltas que encuentran su inspiración en vestimentas antiguas y regionales, desde el chiton griego, el kimono japonés o el caftán del norte de África y Oriente Medio, el diseñador no construyó sino que envolvió el cuerpo con piezas de líneas rectas y rectángulos. El paso de la silueta escultural a la abstracta, fluida y cilíndrica, supondría el cambio de paradigma de la moda occidental.

Poiret encontró una gran fuente de inspiración en los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, del que abrazó las posibilidades románticas y teatrales orientalistas de la ropa. Al igual que su compañero de profesión Léon Bakst y diseñador de vestuario de dicho ballet, sus tendencias exóticas se plasmaron en el uso de combinaciones de colores vivos y siluetas enigmáticas. De clara tendencia orientalista, son icónicas la túnica de «lámpara» y sus pantalones o bombachos «harem» de Poiret.

Con preferencia por las telas de seda y los bordados, también creó vestidos plisados ​​y lisos en materiales de algodón y lana. En 1908 re-popularizó el corte imperio, popular en Francia durante el reinado de Napoleón a principios del siglo XIX.

VIDA DE PAUL POIRET

Paul Poiret nació en París en 1879 en una familia humilde. Su padre, un comerciante de telas, lo envió a aprender el oficio a un taller de paraguas, donde aprendió sobre confección y materiales. Sus primeros pasos en el diseño serían cosiendo vestidos para las muñecas de su hermana con retales que conseguía del taller.

Su carisma y talento le llevaron a entrar en los círculos más exclusivos de la escena Belle Époque parisina. Esto le permitió conseguir un trabajo en el atelier de Jacques Doucet, quien vio su potencial y con quien estuvo durante cuatro años, primero como asistente y luego como jefe del departamento de sastrería.

Más tarde, Poiret ficharía por la popular Worth, del padre de la alta costura Charles Frederick Worth. Un paso fugaz pero intenso que supondría un gran impulso para su carrera. En House of Worth estaría a cargo de una línea de vestidos sencillos y prácticos, apodados por Gaston Worth como «patatas fritas,» porque los consideraba el acompañamientos del plato principal de «trufas» de Worth. No sería hasta 1903, cuando, para deleite de las amantes de la moda de la época, y con tan solo 23 años, crearía su propia marca.

Sus innovaciones y personal visión del diseño y del márketing, muy diferente a lo que se había visto hasta entonces, marcaron la moda de los siguientes años. Poiret, fue el primer diseñador en desarrollar el concepto de estrategias de relaciones públicas, el perfume de marca o las pasarelas en el sentido moderno.

Las extravagantes fiestas y desfiles de moda que organizaba en bellos lugares de París, a veces en el jardín de su propia casa, pronto le dieron notoriedad y despertaron el interés tanto de los clientes como de la prensa, dando lugar al formato de pasarela que conocemos hoy.

“Podía sentir cuál era el espíritu del momento” y empecé a recibir a artistas en casa para “crear un movimiento artístico a mi alrededor”, explica en la autobiografía que escribió en la década de 1930. De Constantin Brancusi, Kees van Dongen, Robert Delaunay, André Derain, Raoul Dufy, Paul Iribe, Henri Matisse, Amedeo Modigliani a Pablo Picasso, Poiret se rodeó de artistas, diseñadores y arquitectos que le ayudarían a desarrollar y promover su obra. Fue gracias a estas colaboraciones que se dio cuenta de que la moda también podía ser un estilo de vida que se extendía más allá de la ropa a muebles y accesorios para el hogar, por ejemplo, influyendo en la estética de la década de 1910 más allá del ámbito de la moda.

Una de las relaciones más fructíferas fue con Paul Iribe, ilustrador con quien colaboró y a quien le dio total libertad para plasmar en papel sus diseños. Sus imágenes estilizadas, decorativas y coloridas no solo encajaron perfectamente con el estilo de Poiret, sino que también le dieron al Art Decó la base de su lenguaje visual.

Su influencia comenzó a disminuir gradualmente a medida que el cambio de mentalidad y la estética más deportiva e informal comenzaron a tomar el control durante y después de la Primera Guerra Mundial. Aunque disfrutó de un breve resurgimiento entre aquellos que querían olvidar los horrores de la guerra, la extravagancia de Paul Poiret quedaron desfasados y en 1929 cerró su negocio en quiebra.

Fue Chanel quien marcaría la moda de las décadas siguientes, desarrollando algunos conceptos de los que Poiret había sido pionero, pero también creando sus propias innovaciones. Cuenta una famosa anécdota que cuando Poiret conoció a Coco Chanel, ya vestida con el LBD que quería estandarizar, le preguntó «¿Por quién estamos velando?». «Por usted, monsieur», respondió la diseñadora ácidamente.

Se dice que al final de su vida tuvo que mendigar y vender dibujos en cafés parisinos y que solo su amiga y colega Elsa Schiaparelli le ayudó económicamente. Poiret murió en 1944. No fue hasta 2007 cuando el visionario diseñador obtuvo el reconocimiento que se merecía gracias a la exposición del MET Museum llamada Paul Poiret: King Of Fashion.